Quiero dedicarle un espacio a un par de temas que van muy de la mano, porque todos lo vivimos o viviremos en algún momento, el apego y el duelo.
Cuando hablamos de apego, imaginamos una relación afectiva que en algún momento pudo resultar tormentosa, pero de la cual no queremos salirnos, o incluso es una buena relación pero en la cual uno de los dos o ambos son muy posesivos con el otro o dependientes.
Cuando hablamos de duelo, nos imaginamos la muerte de un ser querido, o la perdida inevitable de esa persona.
Ambos temas son aparentemente diferentes, pero resulta que no hay duelo si no hay un apego (aunque el solo hecho de querer a alguien y perderlo genera dolor), me refiero a un duelo quizás patológico que tendría sus raíces en un apego igualmente negativo.
Abordare ambos temas por separado, pero intentare en algún momento enlazarlos para una mejor comprensión, aunque cabe aclarar que para ello hay mucho que decir, hay libros enteros dedicados a este tema.
Empecemos por el duelo, para después mirar lo que sería una de las raíces (si no la principal) que es el apego afectivo.
Duelo
Definimos duelo como el estado y proceso posterior a la pérdida de un ser querido. Esta pérdida es definitiva y por tal razón se asocia generalmente a la muerte, pero se puede dar duelo sin muerte como la ruptura de una relación, en la que se tiene una pérdida.
Cuando el vínculo afectivo se rompe por cualquier motivo, y no siempre con una persona, sino con un objeto o animal, hay una reacción emocional y comportamental de la persona que lo sufre, hay depresión o tristeza, llantos, rabia, ataques violentos y un buen número de reacciones, todas ellas normales en esos momentos. Hay que tener en cuenta que los especialistas reconocen que para una buena elaboración y superación del duelo no es aconsejable querer huir de esas sensaciones de dolor, pues no se pueden enfrentar si no se sienten. Lo contrario sería la negación de la pérdida, lo que llevaría a comportamientos desadaptativos.
La duración del duelo dependerá de la elaboración del mismo, y esta tiene unas fases, y dependerá a su vez del nivel de apego que se tenga.
También se puede elaborar un duelo incluso desde antes de la perdida, cuando ya se sabe que esta próxima.
Para este caso, recuerdo lo que me dijo una vez una enfermera en una clínica donde se hallaba mi abuelo tras un accidente: “ahora ustedes (la familia) podrán esperar la muerte de él con más tranquilidad, y el día que llegue darán gracias por el estado en que se encuentra, hubiera sido más doloroso recibir la noticia de su muerte justo en el momento del accidente”
Hoy por hoy, después de su fallecimiento, el duelo es inevitable, pero de seguro si hubiera dolido mas en otras circunstancias.
Algunos determinantes que influyen en la elaboración del duelo en caso de muerte son los siguientes:
* Tipo de relación afectiva con el fallecido.
* Duración de la enfermedad mortal y la agonía, en caso de existir.
* Grado de parentesco.
* Carácter de la muerte.
* Aspecto del cadáver.
* Grado de dependencia.
* Sexo del superviviente.
* Soporte social, redes sociales.
* Fe religiosa o planteamiento filosófico vital.
* Presencia o no de otras experiencias de duelo.
A esto habría que añadir el factor cultural y social, que puede hacer que la elaboración del duelo difiera mucho, si bien no deja de ser fundamental el tipo de vínculo y el apego que el deudo tenía con el ser fallecido. Otro factor a considerar es la presencia de terceros a los que la pérdida les afecte, con lo que se puede dar un duelo solidario.
Y con esto último que se menciona podemos entonces notar que existen diferentes tipos de duelo, pero hablaremos de ellos de forma generalizada, como uno solo.
Hay una técnica que yo llamo la TÉCNICA DEL AUTOENGAÑO, y consiste en una inducción de esperanza o imaginación, que a la vez puede resultar peligrosa por estar apartando de si la realidad, pero que puede mitigar mucho el dolor si se sabe manejar.
La he nombrado técnica del autoengaño sin incluso tener que serlo si creemos en el destino, pero que como ya dije se sale un poco de la realidad, algún día espero poder escribir algo más profundo al respecto y dar una opinión de cuan sano o perjudicial puede ser, pero hasta hoy me ha resultado muy efectiva, tanto en un duelo por perdida terrenal como definitiva, y digo esto porque es de ahí donde parto a inducir lo que todos conocemos como la esperanza, pues mientras haya vida está siempre estará presente.
Hace algún tiempo me vi una película Colombiana llamada “El amor en los tiempos del cólera”, del libro con el mismo nombre de Gabriel García Márquez; en esta si alguna vez la han visto, vemos como Florentino decide esperar al amor de su vida sin dejar de vivir la suya, a pesar que la perdida parece algo definitivo, el nunca perdió la esperanza de que el nuevo amor de Fermina Daza moriría algún día y así podría volver a conquistarla. Después de 51 años el médico y esposo de ella fallece, y ya muy anciano Florentino logra conquistar nuevamente el amor de Fermina, teniendo la historia un final feliz, pero que como novela que es, es el típico final, que en la realidad pudo haber muerto el viviendo su vida esperanzado en esa idea, puedo no haber pasado nada al momento de morir el médico, o morir ella que en ese caso toda esperanza se iría al piso.
Después de ver la película reflexione al respecto y descubrí lo que es la técnica del autoengaño, donde me mentalizo de que mientras haya vida siempre hay esperanza.
Lo increíble y mágico de esto, es que en la medida que te tranquiliza saber que en algún momento lograras recuperar lo perdido, te acostumbras a la realidad y elaboras el duelo.
Ahora la pregunta seria, en caso de muerte ¿cómo funciona la técnica?, y la respuesta puede sonar algo cruel, pero al final termina en la misma costumbre y elaboración del duelo.
Cuando tenemos un ser querido, por más que estemos siempre a su lado, ha habido momentos en que la persona se ha ido de viaje o a trabajar, y podemos pasar días sin verla, al momento de morir, imaginamos que está en un viaje que aunque es sin regreso, algún día volverá, simplemente cada día es el primer día en que se fue, y puede mañana volver. Si al levantarte piensas así, y eso te da la tranquilidad de seguir adelante con tu día, puedes seguir haciéndolo hasta que te acostumbras, pero si el dolor puede mas, y no logras mentalizarte, es entonces (incluyendo perdida no por muerte) cuando debes acudir a un especialista, pues el duelo es muy profundo, y lo mejor es afrontar la realidad que auto inducir la ilusión de que volverá.
De todas formas aplicando o no esta técnica, se debe enfrentar la realidad y elaborarla lentamente sin forzarla, simplemente lo que pretendo con esto, es mitigar un poco el dolor, poder llevar una vida normal, pero cuando sientas ganas de llorar hazlo, cuando recuerdes no lo evites.
El duelo es patológico, según algunos expertos cuando su duración se prolonga a más de 1 año. El normal deberá durar entre 6 y 12 meses.
Después de estudiar algunos autores, encontré que existen 5 etapas del duelo, estas son:
1. Fase de negación
La persona no admite la idea de la muerte, llegando a negar incluso la enfermedad diagnosticada por el médico.
2. Fase de ira
La persona admite la enfermedad, se da cuenta de que ésta avanza y no se cura. Es una fase de protesta y de resentimiento, el sujeto se pregunta ¿por qué ha tenido que tocarme a mi?. Se denomina fase de ira porque el paciente proyecta toda su ira en su entorno inmediato.
3. Fase de negociación
La persona ya ha aceptado la idea de la muerte y está dispuesto a cualquier cosa con tal de que su médico le ayude y le salve.
4. Fase de depresión
Aparece cuando el sujeto se da cuenta de que realmente se encuentra en la etapa final de su vida.
5. Fase de aceptación
Suele aparecer al final de la vida, el sujeto ya ha dejado de luchar, y aunque normalmente le acompaña un sentimiento de tristeza, también siente un inmenso deseo de paz y tranquilidad.
Estas son las cinco fases habituales del duelo, hay que mencionar que unas pueden ser más largas que otras e incluso existen pacientes o familiares que pueden saltarse alguna de ellas.
También 4 tareas para completar el duelo:
* Aceptar la realidad de la pérdida.
* Experimentar la realidad de la pérdida.
* Sentir el dolor y todas sus emociones.
* Adaptarse a un ambiente en el cual falta el ser que murió o se fue, aprender a vivir sin esa persona, tomar decisiones en soledad, retirar la energía emocional y reinvertirla en nuevas relaciones.
Por último, debemos decir que el duelo no es una enfermedad en sí mismo, aunque puede convertirse en una si su elaboración no es correcta. Diferentes autores han dado diferentes tipologías de duelo, si bien se carece de una tipología comúnmente aceptada por todos. Se ha hablado, por ejemplo de duelos complicados, crónicos, congelados, exagerados, reprimidos, enmascarados, psicóticos... y una larga lista.
1. Duelo bloqueado: Ocurre una negación a la realidad de la pérdida, donde hay una evitación del trabajo de duelo, y un bloqueo emocional-cognitivo que se manifiesta a través de conductas, percepciones ilusorias, síntomas somáticos o mentales o relacionales.
2. Duelo complicado: Síntomas o conductas de riesgo sostenidas en el tiempo y de intensidad riesgosas para la salud dentro de un contexto de pérdida.
3. Duelo patológico: La persistencia o intensidad de los síntomas ha llevado a alguno o varios de los miembros de la familia a detener la vida laboral, social, académica, orgánica.
Ahora pasemos a lo que llamamos apego, y descubriremos que la mayoría de las personas somos apegadas de una u otra forma, y también veremos cómo es de malo vivir así, y por qué debemos prestarle mucha atención y trabajar en él:
Apego
El apego se define como una vinculación afectiva intensa, duradera, de carácter singular, que se desarrolla y consolida entre dos personas, por medio de su interacción recíproca, y cuyo objetivo más inmediato es la búsqueda y mantenimiento de proximidad en momentos de amenaza ya que esto proporciona seguridad, consuelo y protección. No se trata de un sentimiento inmaterial, sino de conductas observables que comienzan de manera refleja. John Bowlby 1907-1990 fue el primer psicólogo en desarrollar una "Teoría del apego".
Los seres humanos caminamos por la vida deseosos de encontrar algo o alguien que nos brinde la felicidad, pero nunca nos sentimos verdaderamente conformes, nunca encontramos ese algo que necesitamos, y parece que estuviéramos detrás de algo sin sentido para darle sentido a nuestra vida antes de decir adiós.
El patrón común de todo esto es la dependencia, y bajo esta la vida parece resultar muy emocionante y a la vez peligrosa.
Esto se lo debemos en gran parte a nuestras culturas, que se encargan de llenarnos de basura nuestras débiles mentes, poniendo en nuestro camino una cantidad de exigencias cada vez mayores, como tener que ser 90-60-90 de físico en las mujeres, o el tipo fisicoculturista en los hombres para poder ser dignos de amor, tener mucho dinero para ser valorados entre muchas otras etiquetas que nos regala el comercio y una cultura cada vez mas detestable y superficial, pero que nadie parece darse cuenta, y más bien acepta esto sin ningún reproche haciéndose más infelices por no poder alcanzar estas “metas”
Esa vida perfecta que la cultura nos impone, nos hace olvidar quiénes somos y lo que queremos realmente. Nos convertimos en símbolos de prestigio o en seres insuficientes.
Pensamos que el amor, la aprobación, la admiración es algo que el otro nos va a otorgar cuando hagamos meritos frente a él, y probemos que somos exitosos.
Los celos por ejemplo son una señal de control y de poseer al otro, y será un tema que abordare en un próximo artículo más detalladamente.
Es interesante y maravilloso cuando alguien comprende que no se ama a sí mismo, y más bien ha estado viviendo su vida para que los demás lo aprueben y tal vez lo amen luego.
Eso nos hace apegar, eso nos hace infelices, insatisfechos y vivimos en un afán de descubrir lo que ya tenemos en nosotros mismos.
Podemos leer los libros el amor de leo Buscaglia y amar o depender de Walter riso, allí encontraremos una sabiduría hermosa respecto al amor propio y el apego.
Pero como somos personas dependientes, apegadas, nos debemos ayudar buscando ayuda, debemos valorarnos más. Sin embargo que hacer con una relación que se que no me conviene y aun así continuo sirviéndome de títere del otro, que sería otro tema a tocar, pero que quiero terminar este articulo con esta otra técnica que he manejado muy bien y se complementa con la vista anteriormente en el caso del duelo, a esta la llamo LA TÉCNICA DEL REBOTE.
Resulta que el apego nos hace establecer vínculos a diestra y siniestra, y no falta aquella persona que nos brinda esa satisfacción de dolor, peligro, adicción y emoción, más incluso que verdadero amor. Es en estas relaciones donde nos apegamos y volvemos dependientes, y conozco casos de hombres y mujeres que siendo consientes del daño que el otro les causa, siguen ahí sumidos al dolor por el temor a perder, al duelo.
Después de conocer estos casos (de los cuales veremos las raíces cuando abordemos el tema de los celos), descubrí una técnica maravillosa basándome en que el problema principal de toda relación, productiva o destructiva, está en el dialogo, y es que tenemos lenguaje, algo que no tienen los otros animales de nuestro mundo, pero aun así no lo sabemos emplear.
Sabemos por ejemplo que el ser humano miente en promedio 3 veces cada 10 minutos de conversación.
Lo que yo quiero no es lo que tú quieres, y viceversa, pero no acordamos algo que nos convenga a los dos, no hablamos claro y engañamos para obtener egoístamente lo que queremos en nuestra individualidad, sin tener en cuenta los sentimientos y objetivos del otro.
Cuando me llegaron varias personas con este problema hecho conciencia, llevado a la luz, pero con el inconveniente de no poder decir por temor a perder, de tener que callar, les di este método el cual tiene como finalidad la misma del método del autoengaño en el duelo, tranquilizarse y “tirar relajo” para al final acostumbrarse y superarlo, y esto aplica para dos formas, si aun tienes esta pareja, lo más aconsejable es hablar primero, si el dialogo no funciona tomar una decisión, que la más conveniente es no continuar en una relación que te hace daño, entonces déjale, y la otra forma es cuando esta persona ya te dejo sin ninguna explicación o sin tu aceptación. De cualquier forma, sientes que te falto decir muchas cosas, pero sabes que no vale la pena decirlas porque te sentirás humillado y tu dignidad se irá al abismo.
Lo que se recomienda entonces es escribir, es fácil, rápido y eficaz. Pero ante todo, al igual que con muchas técnicas, lo que debe existir previo es mentalizarse en lo que harás, darle un nombre y poner tu objetivo si es posible también por escrito.
Para una mejor comprensión pondré un ejemplo:
Juliana es una joven que se enamora de un hombre el cual desde el principio la ha humillado y hecho sentir alguien inferior a él. Este sujeto solo la busca para tener sexo, y solo en esos momentos es romántico y cariñoso, el resto del tiempo la trata mal. Ella es consciente de eso, pero no quiere perderlo, porque a pesar que al principio se pidió sinceridad, y se hablo con supuesta sinceridad, no la hubo, y ahora las cosas están mal, pero ella ya se enamoro.
Ella no se atreve a dejarlo, pero el toma la iniciativa y la abandona dejando una herida difícil de sanar. Juliana comienza a buscarlo y pedirle perdón por algo que ella no ha hecho (¿Por qué le pide perdón?), el no la acepta, y aun así ella siente que puede recuperarlo y cambiarlo.
Podría emplear la técnica que di en el tema del duelo, y llenarse de esperanza hasta que se acostumbre a no tenerlo o incluso lo podría recuperar, porque mientras haya vida hay esperanza, pero ¿será que vale la pena ilusionarse con este hombre?
Lo que se le recomienda es utilizar la técnica del rebote, ya que el amor lo damos como lanzando una pelota en este caso contra una pared que nos lo devuelve sin calor ni un ingrediente propio del amor; damos pero no recibimos. Y así mismo necesitamos hablar, pero no está ese alguien, o no quiere escuchar, o a la larga ya no tiene sentido que lo haga. Entonces coge un cuaderno que será como un diario el cual representara en esencia a ese hombre que tanto “quiere” o más bien del cual esta apegada. Cada que quiera decirle a él lo que quiere, siente o piensa, lo escribirá, y simbólicamente será como decírselo a la persona realmente, aunque no escuchará. Eso le da tranquilidad, pues ya se ha mentalizado de que simbólicamente el cuaderno es la mente, los ojos y los oídos del otro, y a la larga, se aburrirá de hacer esto, lo podrá leer y hasta risa le causará porque el interés que le generaba al principio ya se ha esfumado.
Se acostumbra a no tocar el tema con él y puede empezar a dar el primer paso al desapego, porque esto es solo el principio.
Así termino con este pequeño artículo que nos da la base para empezar un trabajo largo, pues ni el duelo ni el apego se manejaran de forma tan simple, pero de momento nos darán tranquilidad y serán el paso inicial para tomar conciencia de lo que debemos hacer, claro esta que hay un ingrediente adicional, y sin el ninguna de estas dos tecnicas funciona, y es que se debe evitar al maximo cualquier estimulo que traiga recuerdos o imagenes dolorosa a la mente, asi sopongamos que es muy bueno o lindo, por ejemplo evitar escuchar canciones que nospongan nostalgicos o visitar los mismo lugares. Hay cosas que no se pueden evitar, por ejemplo estar en la casa que compartian si vivian juntos, pero si puedes evitar ver la pelicula que tanto le gustaba, o escuchar la cancion que se dedicaron...
Por último les dejo unos enlaces para descargar libros recomendados referentes al tema, para ver la película de la cual hable y el artículo que sigue como complemento a este, los celos.
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