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El presente es un articulo biografico de una niña que a sus 19 meses de edad pierde los sentidos de la vista, el oido y por ende el habla. Es una pregunta que me planteaba acerca de lo que afirman algunos lingüistas, que "sin lenguaje no hay pensamiento", pero el lenguaje es tan complejo que hasta los animales piensan, y una persona que padezca lo que esta niña, deberá enfrentarse a un mundo diferente, su propio mundo, pero piensa y de alguna forma intentará comunicarse, o ¿ acaso este padecimiento convierte al ser humano en una especie de autista?
es un tema complejo, pero que puede pasar y de hecho aqui les traigo un ejemplo basado en la vida real, Helen Keller, miremos:

Helen Keller (*27 de junio de 1880 1 de junio de 1968) fue una autora, activista política, y oradora estadounidense sordociega.
Helen Keller nació en Tuscumbia, una pequeña ciudad rural de Alabama, Estados Unidos. Su sordoceguera fue causada por una fiebre en febrero de 1882 cuando tenía tan solo 19 meses de edad. Su incapacidad para comunicarse en tan temprana etapa de desarrollo fue muy traumática para ella y su familia, debido a esto, estuvo prácticamente incontrolable por un tiempo.
A pesar de sus discapacidades, muchos años después daría discursos acerca de su vida, e incluso escribiría libros sobre sus experiencias personales. Todo esto fue posible gracias a la gran ayuda e influencia de su institutriz Anne Sullivan, quien le enseñó a leer y comunicarse con los demás, junto con llevar una vida disciplinada.
Por un tiempo, Sullivan dio clases a Helen en una cabaña ubicada en la propiedad de la familia, para que no se separara de sus protectores padres. Sullivan permitía que Helen tocara las cosas y entonces deletreaba, lo que el objeto era, en la mano de Helen. Así, Helen aprendió a leer.
Para que aprendiera a escribir, Sullivan le consiguió a su discípula un tablero especialmente diseñado, acanalado de modo que un lápiz podía formar letras.
Para enseñarle a hablar, Sullivan ponía la mano de Helen en su garganta para que pudiera sentir las vibraciones creadas al comunicarse. Sullivan hacía que Helen tratara de formar estas mismas vibraciones. Este procedimiento se utilizó para enseñarle a Helen a hablar desde joven.
Su discurso, sin embargo, seguía siendo confuso. No fue hasta años después que, con la ayuda de la técnica de un profesor de voz y el apoyo de Annie, Helen pudo finalmente hablar de manera clara.
Eventualmente Helen Keller fue a la Universidad de Radcliffe y se graduó con honores. Publicó su primer libro en 1902, "La Historia de Mi Vida", el mismo que fue redactado por John Macy.
Hay una calle dedicada a ella en la localidad española de Getafe y una escuela para ciegos lleva su nombre en Santiago de Chile. En Corrientes, Argentina, una escuela para sordos fue fundada con su nombre. En Córdoba, también Argentina, hay un colegio para ciegos que lleva su nombre.
Hija del capitán Arturo Henley Keller y Kate Adams Keller, Helen nació con la vista y la audición completas. Hoy en día la naturaleza de su enfermedad sigue siendo un misterio. Los doctores en su tiempo la llamaron "fiebre del cerebro", mientras que los médicos de hoy piensan que pudo haber sido escarlatina o meningitis.
Cualquiera que haya sido la enfermedad, por muchos días lo único que se esperaba es que Helen muriera. Cuando la fiebre bajó, la familia de Helen se puso feliz creyendo que su hija iba a estar bien otra vez. Sin embargo, la madre de Helen pronto notó que su hija no podía responder cuando sonaba la campana de cena, o cuando ella pasaba su mano delante de los ojos de su hija. Llegó así a ser evidente que la enfermedad de Helen la había dejado ciega, sorda y muda.
Los siguientes años fueron muy difíciles para Helen y su familia. Helen se hizo una niña muy difícil, aventaba los platos y lámparas y aterrorizaba la casa entera con rabietas, gritos y su mal genio. Los parientes la miraban como un monstruo.
Pero su familia - y ella misma - no se resignan con ese destino, y lo fueron superando a fuerza de voluntad y constancia, y gracias también a tutores y amigos que la ayudaron; entre ellos, Anne Sullivan.


Helen Keller con Anne Sullivan, de vacaciones en Cabo Cod, julio 1888 (foto redescubierta en 2008).
Anne Sullivan fue su profesora personal, y amiga de toda la vida. Anne le ayudó primero a controlar su mal genio, y después le enseñó a leer, en primer lugar con el alfabeto manual táctil y más adelante, con el sistema Braille, a escribir de forma normal y a través de las máquinas de escribir en Braille.
Helen fue a la escuela de Cambridge para señoritas desde 1896 y en el otoño de 1900 entró en la Universidad de Radcliffe, siendo la primera persona sordociega que podía alcanzar el reto de presentarse y transitar en una Universidad.
La vida en Radcliffe era muy difícil para Helen y Anne, y la cantidad enorme de trabajo condujo al deterioro de la visión de Anne. Durante su tiempo en la universidad Helen comenzó a escribir sobre su vida. Ella escribía la historia en Braille y en una máquina de escribir normal. Fue en este tiempo que Helen y Anne resolvieron con Juan Albert Macy que él debía ayudar a corregir el primer libro de Helen ("La historia de mi vida"), el cual fue publicado en 1903 y aunque al principio no fuese exitoso en ventas, se convirtió más adelante en una obra clásica.
El 28 de junio de 1904 Helen se graduó "Con Honores" de la Universidad de Radcliffe, siendo la primera persona sordociega en obtener un título universitario. Ese mismo año en la exposición de San Luis habla por primera vez en público.

Seguir la secuencia



A continuación les presento algunas de las diferentes versiones de esta historia llevadas al cine, después de verla cuestionense lo mas que puedan, y recordemos que Noam Chomsky planteo la teoria de una Gramatica Universal o predisposición al lenguaje, lenguaje innato, que es lo que nos impulsa incluso perdiendo nuestros sentidos, a intentar comunicarnos para sobrevivir.
Los animales por ejemplo no tienen articulación, pero ¿no intentan acaso comunicarse constantemente?

VER PELICULA

En esta ocasión les dejo una presentación que en su momento me pareció sencilla para comprender un poco lo que es la esquizofrenia:


Esquiz0freniaa
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Para verla de pantalla completa le dan en full. 

Mi marido no quiere mantener relaciones sexuales
Mi marido lleva una temporada sin ganas de relaciones sexuales. ¿No dicen que ellos siempre quieren? Estoy preocupada, ¿será que ya no le gusto o que tiene algún problema sexual u otra relación? ¿Cómo puedo averiguarlo?

Olvida esa idea de que ellos “siempre tienen ganas”. El deseo sexual de cualquiera de ellos puede sufrir golpes a causa de problemas físicos y psíquicos, además de un descenso notable con el paso de los años.

La pérdida del apetito sexual supone una disminución importante de la frecuencia en que aparece el deseo de tener relaciones respecto a lo habitual para esa persona. Si esto sucede paulatinamente a partir de los 40 años, puede ser por el progresivo descenso de producción de testosterona con la edad. Pero conviene que indagues más.

¿Padece alguna enfermedad? Enfermedades vasculares, hipertensión o diabetes pueden ser un problema, además de algunos fármacos que tienen este tipo de efectos secundarios. Antes de hacer más especulaciones, cuenta con la opinión de tu médico.

Piensa otra cosa, ¿tiene problemas? Cuando no hay causa física, el estrés y la depresión son los motivos más frecuentes. Conflictos laborales, problemas económicos, pérdida de confianza y de autoestima… Una larga lista de problemas que afectan al plano psicológico también inhiben el deseo, lista a la que debes sumar los conflictos de pareja.

Hablad del tema, buscad las causas y ayuda si es precisa y superad juntos el bache. Estos primeros pasos son tan importantes para él como para ti, para él porque puede estar necesitando tu ayuda sin atreverse a pedirla y para ti porque el origen de su pérdida de deseo te tranquilizará.

Problemas aparte, recuerda que con el paso de los años la pareja necesita un empujón en todas las direcciones. El deseo sexual es muy vulnerable a la monotonía y necesita renovarse con imaginación; da rienda suelta a tus fantasías.

Tomado de yahoo noticias

La infidelidad se vive como la peor traición de la pareja y se piensa que el infiel es el culpable de un grave daño a la relación de pareja, ya que, se supone que en la relación de pareja se tiene todo lo que necesita para vivir bien. 
 
Generalmente se piensa que la infidelidad se relaciona con encuentros sexuales extra pareja o relaciones extra conyugales , sean de tipo sexual o tambien afectivo. Y se entiende como infidelidad  ya que se había establecido un acuerdo de estar juntos los dos sexual y emocionalmente el uno para el otro en exclusividad, al menos es lo esperado.

Pero, también existe la infidelidad producto de las crisis o problemas en la pareja; en este tipo de infidelidad no sólo se trata de un evento sexual, ya que el o la infiel busca lo que no encuentra con su pareja, por ejemplo aspectos intelectuales, físicos, emocionales, de atención, económicos, etc.  

Para poder entender un poco mas de la infidelidad, debemos decir que, la infidelidad  existe siempre y cuando,  primero exista una pareja, puede ser noviazgo, vivir juntos, matrimonio, etc.; a resumidas cuentas, la infidelidad va a afectar la relación de una pareja.

Esto surge, en parte por nuestra sociedad, ya que crecemos y somos educados para pensar que la  monogamia será el tipo de relación en la que viviremos y por lo tanto, tenemos muchos argumentos de educación que así lo determinan. 

El problema surge cuando nos damos cuenta que los seres humanos en ocasiones pedimos cosas opuestas a lo que se esperaba, sobre todo en aspectos relacionados con la pasión y el amor. La pasión que en ocasiones se desaparece o  cambia  y el amor que se desvanece cuando la rutina y la monotonía van llenando a la pareja de obligaciones, decepciones, mala comunicación, mala economía, mala salud, entre otras.

Los factores que influyen en la infidelidad, varian dependendiendo de cada persona y de cada situación y por lo tanto es muy difícil definir que produce la infidelidad, pero se puede definir algunos factores que predisponen a las personas a ser infieles         

Uno de los factores que provoca la infidelidad se refiere a la elección de la propia pareja.- Es importante señalar que no es del todo cierto que elegimos libremente a la pareja, por lo general  la "decisión" está dada por factores restringidos al circulo en el que nos desarrollamos, es decir, la elección no es al azar sino que está altamente determinada de acuerdo con las actividades que realizamos, las cuales nos permiten "conocer" o relacionarnos con otras personas.

Generalmente en las relaciones de pareja donde se presentan episodios de infidelidad, producen formas de amor y odio o de amor y dolor; esto es causado por que suponemos que el otro "debe" satisfacer nuestras necesidades, lo cual se da muchas veces a  nivel inconsciente. Las necesidades son de manera completa e integra, entre ellas destacan, lo económico, la atención, el amor, lo sexual, la protección, la fidelidad, etc.  

Por ejemplo, la pareja complementaria, en donde uno "manda" y es considerado más desarrollado, mejor, más capaz, con mas dinero, etc., puede verse seriamente afectada cuando el "obediente" obtiene, por ejemplo logros que lo hacen salir del esquema anterior, o entender la relación desde otra perspectiva.  

En este ejemplo, el "obediente", realiza una elección del tipo analítico pero dados los logros, su relación se transforma en una elección basada mas en la confianza en si mismo. La relación continúa siempre que la elección sea ratificada por ambos miembros de la pareja.  

Puede darse el caso de que la elección de la pareja se base en un afán de evitar la depresión o de no querer estar “solo consigo mismo”, y esto haga que la elección sea de tipo analítico y cuando descubra que su pareja no es la solución a sus problemas buscara entonces una relación extra.

Las situaciones anteriores, hacen referencia a elecciones de pareja poco sanas, en la medida en que se hacen modos de relación rígidas que ante cualquier crisis o problema "vital" de la pareja, resultarán las conductas inoperantes para resolver o cuando menos llevar a buen término los problemas que la aquejan. Y una de las conductas que hace inoperante la relación de pareja es la infidelidad.   En ese momento, lo que parecía amor, se va tornando en frustración, coraje y odio, lo cual puede desencadenar que se busque un amante que sea totalmente opuesto a lo que es la pareja, aunque también pueden aparecer personas circunstanciales que podrán generar los cuadros de infidelidad, por ejemplo, el caso donde un (a) amigo (a) o compañero (a) de trabajo se vuelve la persona que nos escucha sobre los problemas que tenemos. La compenetración que se logra al contar nuestras penas es tanta, que muchas de la veces puede generar un romance. 

Ya que eso brinda como un desahogo emocional, en ocasiones esto permite seguir en la relación de pareja, ya que de alguna manera se logra compensar que lo no se tiene con la pareja.  Esto tiene una lógica basada en la existencia de relaciones de infidelidad en donde la relación sexual no es lo más importante, sino la necesidad de sentirse escuchado y atendido por otra persona.  
La relación extra conyugal también se llega a presentar por que alguno de los dos se siente amenazado en su autonomía y a través de otra relación, se logran sentir apoyados o con un “valor extra” que permite enfrentar las cosas que solo (a) no se podía. Sobre todo que la extra relación permite seguir sintiendo cierta autonomía.  
 
También existen relaciones extra pareja cuando se sienten que la pareja amenaza la independencia y la autonomía y se tienen miedo a quedar atrapado (a), en este sentido, se observan personas que una vez que el/la amante inicia sus exigencias, buscarán nuevamente otra relación que los "salve" tanto del cónyuge como del amante "devorador" o bien, pueden mantenerse así para evitar ser absorbidos por ambas.

otras razones que se proponen por ejemplo, hacen una diferencia entre hombre y mujer, y nos dice que el hombre es infiel por curiosidad, por aumentar frecuencia sexual, porque se le presentan oportunidades inesperadas, y por la emoción de salirse con la suya sin ser atrapado.
La mujer es infiel por razones completamente diferentes.
Necesidad de sentir cercanía e intimidad a nivel emocional. Para sentirse deseada, que todavía puede ser atractiva para los hombres. Volver a experimentar romanticismo, ser conquistada.
Cuando el esposo trabaja mucho y no le dedica el tiempo que se merece. No se siente valorada por su esposo.
Crisis de identidad femenina.
Yo personalmente tomaria esto como una posibilidad, pero lo cuestiono, porque podemos ver en nuestras sociedades que tanto hombres como mujeres pueden tener ambos motivos, o variar, ya que tomarlo de manera literal, seria entonces afirmar que el hombre engaña con lo sexual y ma mujer entrega sus sentimientos, osea, el hombre es infiel pero no deja de querer a la mujer propia, mientras que si la mujer es infiel, ya esta entregand mas que su cuerpo, su corazon, y esto me parece que puede pasar a la inversa tambien.

Recordemos que al enamorarse hay liberación de sustancias en el cerebro principalmente oxitocina. Esta hace que la persona enamorada se sienta como  drogada y esto es psicológicamente adictivo. Asi que si la infidelidad trae consigo un enamoramiento, dificilmente sales de ahí, y de hacerlo, deberias pensar primero si realmente vale la pena ser infiel, seguir con tu pareja, con tu amante o plantearte solucionar tu amor propio antes que tratar de encontrarlo en otros.

De cualquier manera el fin de una relación no necesariamente es el fin del problema. Si no se resuelve en terapia la situación puede reaparecer. En los casos en que se entera la pareja e intentan arreglar las cosas el perdonar es fácil, el olvidar puede ser imposible. Y si la relacion debe basarse en la confianza, esta ya esta perdida.
Pero todo esto son solo algunas razones de las que pueden haber, lo mas importante es mantener cierta autonomia en las relaciones, para ello debemos considerar:


  • Se debe mantener una buena comunicación efectiva en la pareja.  


  • Se recomienda constatar el laso de unión en la pareja.  


  • Se considera importante renovar los acuerdos de la pareja.   
     
Y esto si que es importante, porque toda relacion deberia basarse antes que en la confianza, en una buena comunicacion; Y como siempre lo digo, antes que novios, amantes, consortes, conyugues, somos amigos, y debemos ser los mejores amigos.

Hay quienes afirman que para ser felices es necesario mentirse, y esto es una falacia, pues ahi no hay realmente nada, si le mientes a tu pareja, te mientes a ti mismo, y seria mas logico preguntarse que es lo que realmente se quiere y en que se esta fallando, al fin y al cabo, las relaciones de pareja serán lo que queramos que sean y hasta donde queramos, en mutuo acuerdo y sobre todo siendo muy claros, si se falla en esto, debe haber una razon, la pregunta que cada uno deberia hacerse antes de ser infiel es ¿Para que y por que lo hago?

Cuando nos "comprometemos" a una relacion sea cual sea, lo hacemos los dos, pero que curioso que la decision de ser infiel solo la toma uno y el otro ni cuenta se da. Que bueno seria pensar antes de actuar.

La fidelidad también es un acto de convicción, esto quiere decir que para mantenerte tranquilo(a) en una relación, debes planear que tipo de relación quieres y propones, ya que la infidelidad se relaciona con el acto de mentir o engañar a la pareja, puesto que esta desconoce nuestras intenciones. 

Ser fiel es un reto, ¿lo asumimos juntos?

Duma


Para la elaboracion de este articulo, Se tomaron algunas ideas del terapeuta José Jaime Martínez - Sexólogo, Especialista en Hipnosis y en Programación Neurolingüística. Consulta sexual

Buscando algo sobre el duelo, encontré este articulo muy interesante que resume  gran parte de lo que he visto al respecto, escrito por SD Florez psiquiatra de la Universidad de Antioquia en una pagina llamada Anales.

Habitualmente el duelo se refiere al estado de aflicción relacionado con la muerte de un ser querido y que puede presentarse con síntomas característicos de un episodio depresivo mayor. Sin embargo, el término duelo y procesos de duelo puede también aplicarse a aquellos procesos psicológicos y psicosociales que se ponen en marcha ante cualquier tipo de pérdida (la pérdida de un ser querido, los fracasos escolares, las situaciones de abandono: divorcio, separación, rechazo de los padres; los problemas familiares, los cambios de domicilio, los problemas económicos, la pérdida de empleo, el diagnóstico de una enfermedad grave o invalidante). Todos estos factores estresantes pueden originar igualmente reacciones desadaptativas con manifestaciones de índole depresiva y emocional como tristeza, llanto, desesperanza, impotencia, rabia y culpa, además de disfunción importante a nivel social y laboral. En un sentido más amplio podemos entender el duelo y procesos de duelo como el conjunto de representaciones mentales y conductas vinculadas con una pérdida afectiva1,2.
 El duelo no es un trastorno mental aunque el DSM-IV lo clasifica en la categoría diagnóstica de trastornos adicionales que pueden requerir atención clínica3, y la CIE 10 clasifica dentro de los trastornos adaptativos, sólo a las reacciones de duelo que se consideren anormales por sus manifestaciones o contenidos4
El duelo normal se inicia inmediatamente después, o en los meses subsiguientes, a la muerte de un ser querido. Los signos y síntomas típicos del duelo son: tristeza, recuerdo reiterativo de la persona fallecida, llanto, irritabilidad, insomnio y dificultad para concentrarse y llevar a cabo las labores cotidianas. El duelo tiene una duración variable que, normalmente no es superior a seis meses, sin embargo un duelo normal puede acabar provocando un trastorno depresivo completo que requiera tratamiento2.
Las personas que viven un proceso de duelo normal pocas veces solicitan asistencia psiquiátrica, por lo tanto el médico de atención primaria no debe recomendar de manera rutinaria que la persona en duelo consulte con un psiquiatra; sin embargo, debe estar preparado para ayudar a las personas en duelo que soliciten su ayuda y sobre todo para reconocer cuándo la evolución de un duelo no es la normal, y requiera una intervención más cuidadosa2. Es importante tener en cuenta la relación entre procesos de duelo y psicopatología. Los duelos insuficientemente elaborados pueden dar lugar a la aparición de psicopatología, así como un trastorno mental establecido puede suponer dificultades en la elaboración de un trabajo de duelo1.
DUELO, LUTO Y SENTIMIENTO DE PÉRDIDA
El duelo, el luto y el sentimiento de pérdida, son términos que se refieren a las reacciones psicológicas de los que sobreviven a una pérdida significativa. El duelo es el sentimiento subjetivo provocado por la muerte de un ser querido. Suele utilizarse como sinónimo de luto, aunque en sentido estricto, el luto se refiere al proceso mediante el cual se resuelve el duelo, a la expresión social de la conducta y las prácticas posteriores a la pérdida. El sentimiento de pérdida es el estado de sentirse privado de alguien a consecuencia de la muerte2. En general, es preferible hablar del luto para referirnos a los aspectos y manifestaciones socioculturales y socio-religiosas de los procesos psicológicos del duelo y reservar el término de duelo y procesos de duelo para los componentes psicológicos, psicosociales y asistenciales del fenómeno1.
Por elaboración del duelo o trabajo de duelo se entiende la serie de procesos psicológicos que, comenzando con la pérdida, termina con la aceptación de la nueva realidad. Es un proceso psicológico complejo para deshacer los vínculos establecidos y elaborar el dolor de la pérdida 1,2.
CONCEPCIÓN BIOPSICOSOCIAL DEL DUELO
-   Perspectiva psicológica. No es posible evitar los duelos, pero las formas de reaccionar ante ellos varía. Desde el punto de vista psicológico se sabe que la no elaboración de un duelo importante predispone hacia dificultades con otros duelos. Un duelo o un conjunto de duelos mal elaborados puede cronificarse en cualquiera de las formas de psicopatología, así mismo puede hacer recaer al individuo en su psicopatología ya existente1.
-  Perspectiva psicosocial. La forma de elaborar los duelos y transiciones psicosociales es un componente fundamental de nuestra adaptación al entorno. Si bien lo que desencadena un duelo en una persona es siempre idiosincrásico de la misma, existen situaciones que prácticamente en todos los seres humanos desencadenan duelos de cierta importancia, son las llamadas transiciones o crisis psicosociales. En la tabla 1, se ilustran las principales transiciones psicosociales para cada grupo de edad1.
-  Perspectiva social y etológico-antropológica. La elaboración normal del duelo conduce a la reconstrucción del mundo interno. Es la situación que el luto ritualiza con la obligada permanencia de la persona en duelo en casa, estándole “socialmente prohibidas” diversiones, vestidos vistosos, etc.; así podrá concentrarse en el “trabajo interno” del duelo.
Las manifestaciones sociales y antropológicas del duelo y los procesos de duelo tienen una triple función: permitir la expresión al nivel de la sociedad de esos procesos, tender a ayudar en el proceso psicológico del duelo (de ahí de la importancia de determinados ritos como los funerales) y por último, facilitar la comunicación del hecho a la comunidad, proporcionando a los vivos ocasión de consagrarse con los muertos y allegados, y preparandolos para nuevas relaciones a través de los actos sociales1.
-  Perspectiva biológica. El duelo es una respuesta fisiológica a la vez que emocional. Durante la fase aguda del duelo, al igual que ocurre en otros acontecimientos estresantes, puede sufrirse una alteración de los ritmos biológicos. El sistema inmune también puede alterarse como consecuencia del duelo: disminuye la proliferación de leucocitos y se deteriora el funcionamiento de las células asesinas naturales. Se desconoce si los cambios inmunológicos son significativos, pero el índice de mortalidad de viudos en un periodo próximo al fallecimiento de su cónyuge es mayor que el de la población general2.
En general se han evidenciado complejas interacciones psico-neuro-endocrino-inmunitarias, con alteración del eje hipotálamo- hipófisis-suprarrenal1.
DUELO NORMAL O NO COMPLICADO
El duelo normal o duelo no complicado es una respuesta normal, con un carácter predecible de sus síntomas y de su desarrollo. Al principio suele manifestarse como un estado de “shock“ caracterizado por aturdimiento, sentimiento de perplejidad y aparente dificultad para captar el alcance de lo ocurrido. Suele ser breve, y es seguido de expresiones de dolor y malestar como llanto y suspiros. También suelen presentarse sensación de debilidad, pérdida de apetito y peso, dificultad para concentrarse, para respirar y para hablar e insomnio; son frecuentes los sueños sobre la persona fallecida, que producen una sensación desagradable al despertar y comprobar que se trataba sólo de un sueño.
Es común el autorreproche, menos intenso que en un duelo patológico, caracterizado por pensamientos que suelen centrarse en actos relativamente triviales que se hicieron o se dejaron de hacer con el difunto.
Las personas que se sienten aliviadas de que se haya producido la muerte del otro y no la suya suelen experimentar lo que se denomina culpabilidad del superviviente; creen, a veces, que son ellos los que deberían haber muerto.
A lo largo del proceso del duelo tienen lugar varias formas de negación; con frecuencia la persona que experimenta el duelo se comporta o reacciona como si la muerte no se hubiera producido. Los intentos por perpetuar la relación perdida se manifiestan en actitudes tales como seguir comprando objetos que gustaban al difunto o estimulan su recuerdo (objetos de unión).
Es frecuente la sensación de presencia del fallecido, que puede ser tan intensa que llegue a provocar ilusiones o alucinaciones (oír la voz o sentir la presencia del difunto), en un duelo normal, sin embargo, el superviviente reconoce que la percepción no es real.
También pueden presentarse fenómenos de identificación, en los que el superviviente puede adoptar cualidades, gestos y características de la persona fallecida con objeto de perpetuarla de un modo concreto. Estas maniobras pueden alcanzar proporciones potencialmente patológicas, desarrollando síntomas físicos similares a los que padeció el fallecido o que sugieren la misma enfermedad que provocó la muerte2.
FASES DE UN DUELO NO COMPLICADO
En un duelo no complicado pueden describirse tres fases, cada una con manifestaciones distintas a nivel emocional, somático, contenido del pensamiento y motivación:
-  La fase 1 es la fase de “shock”, caracterizada por aturdimiento, perplejidad, nudo en la garganta, suspiros, vacío en el estómago, sentido de irrealidad, negación, y desconfianza.
-  La fase 2 ó de preocupación, se caracteriza por rabia, tristeza, insomnio, anorexia, debilidad, agotamiento, culpabilidad, sueños y pensamientos sobre el difunto, anhedonia e introversión.
-  La fase 3 ó de resolución, en la cual la persona en duelo puede recordar el pasado con placer, recupera el interés por otras actividades y se establecen nuevas relaciones2.
A su vez Bowlby 5 planteó cuatro fases en el duelo:
-  La fase 1, “fase de entumecimiento o shock”, es la fase temprana de intensa desesperación, caracterizada por el aturdimiento, la negación, la cólera y la no aceptación. Puede durar un momento o varios días y la persona que experimenta el duelo puede recaer en esta fase varias veces a lo largo del proceso de luto.
-  La fase 2, “fase de anhelo y búsqueda”, es un periodo de intensa añoranza y de búsqueda de la persona fallecida, caracterizada por inquietud física y pensamientos permanentes sobre el fallecido. Puede durar varios meses e incluso años de una forma atenuada.
-  La fase 3 o “fase de desorganización y desesperanza”, en la que la realidad de la pérdida comienza a establecerse, la sensación de sentirse arrastrado por los acontecimientos es la dominante y la persona en duelo parece desarraigada, apática e indiferente, suele padecer insomnio, experimentar pérdida de peso y sensación de que la vida ha perdido sentido. La persona en duelo revive continuamente los recuerdos del fallecido; la aceptación de que los recuerdos son sólo eso provoca una sensación de desconsuelo.
-  La fase 4, “fase de reorganización”, es una etapa de reorganización en la que comienzan a remitir los aspectos más dolorosamente agudos del duelo y el individuo empieza a experimentar la sensación de reincorporarse a la vida, la persona fallecida se recuerda ahora con una sensación combinada de alegría y tristeza y se internaliza la imagen de la persona perdida1,6.
DUELO ANTICIPATORIO
El duelo anticipatorio es el que se expresa por adelantado cuando una pérdida se percibe como inevitable. El duelo anticipatorio termina cuando se produce la pérdida, con independencia de las reacciones que puedan surgir después. A diferencia del duelo convencional cuya intensidad disminuye con el paso del tiempo, el duelo anticipatorio puede aumentar o disminuir en su intensidad cuando la muerte parece inminente. En algunos casos, sobre todo cuando la muerte esperada se demora, el duelo anticipatorio llega a extinguirse y el individuo expresa pocas manifestaciones agudas de duelo cuando la muerte se produce2.
PERÍODO DEL DUELO
Aunque todos los individuos manifiestan su duelo de manera muy distinta, las manifestaciones del duelo tienden a perdurar en el tiempo. La duración e intensidad del duelo, sobre todo en sus fases más agudas, depende de si la muerte se ha producido de manera más o menos inesperada. Si la muerte se produce sin aviso, el “shock“ y la incredulidad pueden durar mucho tiempo; cuando la muerte se espera desde hace mucho tiempo (duelo anticipatorio), gran parte del proceso de duelo ya se ha realizado cuando se produce la muerte. Tradicionalmente el duelo dura entre seis meses y un año, algunos signos y síntomas pueden persistir mucho más y es posible que algunos sentimientos, conductas y síntomas relacionados con el duelo persistan durante toda la vida. Los duelos normales se resuelven y los individuos vuelven a su estado de productividad y de relativo bienestar. Por lo general los síntomas agudos del duelo se van suavizando y entre el primer y segundo mes posterior a la pérdida, la persona en duelo es capaz de dormir, comer y volver a realizar las actividades cotidianas2.
VARIABLES QUE AFECTAN AL CURSO DE UN PROCESO DE DUELO
-  Variables antropológicas. Hay pérdidas que suelen desencadenar, en la mayoría de las personas, procesos de duelo de gran complejidad y extremadamente dolorosos (por ejemplo, la muerte de la madre). También los procesos de duelo son más difíciles de elaborar cuando las muertes se producen “contra la secuencia natural de la vida” (por ejemplo, en los jóvenes).
La infancia y la senescencia, hacen más difícil la completa elaboración de los duelos graves, posiblemente por la menor capacidad de los sistemas de contención tanto intrapersonales como psicosociales.
-  Variables relacionadas con las circunstancias de la pérdida. Tienden a complicar el duelo las situaciones en las que no se llega a ver el muerto o cuando no se llega a poseer seguridad de su muerte o cuando el cadáver ha sido mutilado. También la forma de recibir la noticia, las pérdidas anteriores recientes, las pérdidas prematuras o las pérdidas inesperadas pueden dificultar la elaboración de un proceso de duelo.
-  Variables psicosociales. Las condiciones de vida precarias, el aislamiento social, la existencia de prácticas sociales que dificultan el duelo, la mezcla del duelo con problemas sanitarios, la forma de comunicar la pérdida, etc., son circunstancias psicosociales que afectan a los procesos de duelo.
-  Variables intrapersonales. Todas las circunstancias que influyen en la elaboración del duelo son mediadas por la personalidad del sujeto en duelo. Asimismo el tipo de vínculo con el ser perdido puede dificultar la elaboración de un proceso de duelo, como en el caso de relaciones ambivalentes o de dependencia con el fallecido1,6.
DUELO PATOLÓGICO
El duelo patológico o anormal puede adoptar diversas formas, que van desde la ausencia o el retraso en su aparición, hasta el duelo excesivamente intenso y duradero, pasando por el duelo asociado a ideaciones suicidas o con síntomas claramente psicóticos.
Tienen mayor riesgo de sufrir un duelo patológico los que experimentan una pérdida repentina o en circunstancias catastróficas, los que están aislados socialmente, los que se sienten responsables de la muerte (ya sea real o imaginaria su responsabilidad), los que tienen historia de pérdidas traumáticas y los que mantenían una relación de intensa ambivalencia o dependencia con el fallecido.
Otras formas anormales de duelo se producen cuando algunos aspectos del duelo normal se distorsionan o magnifican hasta alcanzar proporciones psicóticas. Por ejemplo, identificarse con el fallecido adoptando alguno de sus rasgos o atesorando sus pertenencias puede ser considerado normal; pero creer que uno mismo es el fallecido o estar seguro de que se está muriendo de lo mismo de lo que murió el difunto no lo es. Oír la voz efímera y momentánea del fallecido puede ser normal; no obstante las alucinaciones auditivas complejas y persistentes no son normales. La negación de ciertos aspectos de la muerte es normal; sin embargo, la negación que implica la certeza de que la persona muerta sigue viva, no lo es2.
EL DUELO EN POBLACIONES ESPECIALES
El duelo en los niños
El proceso de duelo en los niños es un proceso similar al de los adultos, sobre todo cuando el niño es capaz de entender la irreversibilidad de la muerte. El proceso de duelo se parece al de separación porque ambos tienen tres fases: protesta, desesperación y ruptura del vínculo. En la fase de protesta el niño añora amargamente a su madre o a su sustituto fallecidos y llora suplicando que vuelvan; en la fase de desesperanza, el niño empieza a perder la esperanza de que su madre regrese, llora de manera intermitente y se sumerge en un estado de abandono y apatía; en la fase de la ruptura del vínculo, el niño empieza a renunciar a parte del vínculo emocional con el fallecido y a mostrar un cierto interés por el mundo que le rodea.
La duración de un período de duelo normal en niños puede variar y depende particularmente del apoyo que recibe.
Al tratar a un niño en duelo, el médico debe reconocer su necesidad de encontrar un sustituto del padre o la madre perdidos. Los niños suelen transferir esa necesidad a varios adultos, en lugar de a uno solo. Si no encuentra a nadie que pueda satisfacer sus necesidades, puede sufrir un daño psicológico grave que le impida seguir buscando o esperar encontrar intimidad en ninguna relación futura.
La importancia de manejar la reacción de duelo en los niños se avala por pruebas de que los trastornos depresivos y los intentos de suicidio son más frecuentes entre los adultos que vivieron durante su infancia la pérdida de uno de sus padres.
Una duda que suele plantearse es si el niño debe o no acudir al funeral de sus padres. No existe una regla clara. La mayoría de los expertos coinciden en que, si el niño lo desea se debe respetar su decisión; si el niño se muestra reacio o se niega a asistir, se debe también respetar su deseo. En la mayoría de los casos es mejor, probablemente animar al niño a que asista, para que la ceremonia no quede envuelta en un misterio o fantasía aterradora.
Los niños que se encuentran en un periodo típico de duelo pueden también cumplir criterios de trastorno depresivo mayor cuando los síntomas persisten más de dos meses después de la pérdida2.
El duelo en los padres
Los padres reaccionan ante la muerte de un hijo o ante el nacimiento de un hijo deforme siguiendo unas fases similares a las que describió Kubler-Ross7 en los enfermos terminales: “shock”, negación, cólera, negociación, depresión y aceptación. La muerte de un niño puede ser una experiencia emocional más intensa que la de un adulto. Los sentimientos parentales de culpa y de desolación pueden ser insoportables; los padres creen que de alguna manera no supieron proteger a su hijo. Una causa adicional del dolor es la destrucción de las esperanzas, deseo y expectativas que se habían puesto en la nueva generación. Las manifestaciones del duelo pueden muy bien perdurar para toda la vida.
La muerte repentina suele ser más traumática que la muerte prolongada, porque cuando la muerte es inminente puede iniciarse el duelo anticipatorio. El estrés que provoca la muerte de un hijo puede provocar la desintegración de un matrimonio en el que hubiera conflictos previos. Uno de los padres puede culpar al otro por la enfermedad mortal del hijo, sobre todo si se trata de una enfermedad de base hereditaria. Algunos estudios indican que más del 50% de los matrimonios que pierden un hijo o que tienen un hijo con malformaciones terminan en divorcio.
Hasta hace poco se infravaloraba en los casos de muerte perinatal, el valor de los lazos que se establecen entre el feto y el neonato y sus futuros o recientes padres. En la actualidad se considera que la pérdida perinatal es un importante trauma para ambos padres. Los padres que experimentan esta pérdida atraviesan por un período de duelo similar al que se produce con la muerte de un ser querido.
También se produce un sentimiento de pérdida ante el nacimiento de un feto muerto o ante un aborto inducido a causa de una anormalidad fetal diagnosticada previamente. Como se ha mencionado antes, el vínculo con el hijo no nacido se establece incluso antes del nacimiento y el luto y el duelo acompaña a su pérdida, independientemente del momento en que ésta se produzca. Sin embargo, el duelo que se experimenta después de una pérdida producida en el tercer trimestre de embarazo suele ser más intenso que el que acompaña a la pérdida en el primer trimestre. Algunos padres no quieren ver el feto muerto y sus deseos deben respetarse. Otros prefieren tenerlo en sus brazos y este acto puede contribuir al proceso de duelo2.
El duelo en ancianos
La pérdida es el tema principal que caracteriza a las experiencias emocionales de los ancianos. Tienen que enfrentarse al duelo de múltiples pérdidas (del esposo o esposa, los amigos, los familiares, los colegas), el cambio de estatus laboral y de prestigio y el declive de las capacidades físicas y de salud. Gastan cantidades elevadas de energía física y emocional en el duelo, la resolución y la adaptación a los cambios que produce la pérdida. Muchos ancianos pueden vivir en situación de duelo permanente debido a la pérdida sucesiva de personas cercanas (familiares, amigos, compañeros del hogar de jubilados). En esta situación, las sucesivas manifestaciones afectivas del duelo son menos intensas, pero sin embargo, no desaparecen por completo.
DUELO FRENTE A DEPRESIÓN
El duelo y la depresión comparten muchas características: tristeza, llanto, pérdida de apetito, trastornos del sueño y pérdida de interés por el mundo exterior. Sin embargo, hay suficientes diferencias para considerarlos síndromes distintos. Las alteraciones del humor en la depresión son típicamente persistentes y no remiten y las fluctuaciones del humor, si las hay, son relativamente poco importantes. En el duelo las fluctuaciones son normales, se experimenta en forma de oleadas, en las que la persona en duelo se hunde y va saliendo, incluso en el duelo intenso pueden producirse momentos de felicidad y recuerdos gratos.
Los sentimientos de culpa son frecuentes en la depresión, y cuando aparecen en el duelo, suelen estar motivadas porque se piensa que no se ha hecho lo suficiente por el fallecido antes de morir, y no porque el individuo tenga la certeza de que es despreciable e inútil, como ocurre con frecuencia en la depresión.
La certeza de que el duelo tiene un límite temporal es fundamental. La mayoría de las personas deprimidas se sienten desesperanzadas y no pueden imaginar que algún día puedan mejorar.
Las personas deprimidas hacen más intentos de suicidio que las personas en duelo, las cuales, salvo en circunstancias especiales como por ejemplo, un anciano físicamente dependiente, no desea realmente morir, aunque aseguren que la vida se les hace realmente insoportable.
Es importante tener en cuenta que las personas con episodios previos de depresión tienen riesgo de recaer cuando se produce una pérdida importante2. Algunos pacientes con duelo complicado terminan presentando un trastorno depresivo mayor; la diferenciación está basada en la gravedad de los síntomas y en su duración.
Según el DSM-IV el diagnóstico de trastorno depresivo mayor sólo se hace cuando los síntomas prevalecen dos meses después de la pérdida. La presencia de síntomas que no son característicos de una reacción de duelo normal pueden ayudar a diferenciar entre un episodio depresivo y una reacción de duelo. Los síntomas que se ven con mayor frecuencia en el trastorno depresivo mayor que aparece tras un duelo son:
-  Preocupaciones mórbidas sobre la propia valía.
-  Culpa asociada a temas que van más allá de los que rodean la muerte de un ser querido (sobre cosas distintas de lo que se hizo o se dejó de hacer en el momento de la muerte).
-  Preocupación por la muerte, independientemente de los pensamientos de estar muerto para estar con el fallecido o más allá de la sensación de que hubiera sido mejor morirse él mismo en lugar del fallecido.
-  Retardo psicomotor importante.
-  Alteraciones funcionales graves y prolongadas: pérdida de peso, trastornos del sueño, y dolores inespecíficos.
-  Ideación suicida.
-  Sentimientos de haber hecho algo que ha provocado la muerte del ser querido.
-  Experiencias alucinatorias diferentes a las percepciones transitorias de oír o ver a la persona fallecida4.
Los médicos deben determinar cuándo un duelo se ha convertido en patológico y ha evolucionado a un trastorno depresivo mayor. El duelo es un proceso normal, aunque intensamente doloroso que responde bien al apoyo, la comprensión y el paso del tiempo. El trastorno depresivo mayor en cambio, exige la intervención inmediata para impedir futuras complicaciones, como el suicidio2.
LA ATENCIÓN A LOS PROCESOS DE DUELO
El duelo por la muerte de un ser querido es una situación no deseada que sumerge a la persona en una importantísima crisis vital, y que como en todas ellas, podrá concluir con su superación y mayor crecimiento personal, o por el contrario debilitarle y predisponerle a todo tipo de crisis y trastornos.
No puede suponerse que todas las personas dispondrán de recursos suficientes para enfrentarse y elaborar adecuadamente una pérdida. Puesto que existen continuas muertes y la mayoría de las personas no consultan por trastornos derivados de ella, parecería lógico suponer que será porque no lo necesitan, luego de ahí se deduce que la tendencia natural del duelo sea hacia su fácil superación, pero esto no es totalmente cierto en un importante número de casos.
Aunque no todo duelo necesita ser atendido, es importante la concienciación de los profesionales en el hecho de que el duelo es una crisis vital con características específicas y que en función de una serie de factores concomitantes puede evolucionar mal, por lo que cada caso que consulte, debería ser evaluado individualmente con cuidado, observando un seguimiento y vigilancia si existieran factores de riesgo8.
El profesional de atención primaria puede desempeñar un importante papel en el duelo de esposos, familiares y amigos, en la prevención de algunos duelos patológicos y también en intentar reencauzar duelos que presentan un curso posiblemente desviado1,2.
Según cómo el profesional comunique una “mala noticia”, el duelo subsiguiente podrá verse facilitado en su elaboración o por lo contrario desfavorecido. Cuando se produzca la muerte del paciente, el médico debe invitar a la familia a que manifieste sus sentimientos. Si se inhibe la respuesta emocional, es muy probable que los sentimientos se expresen con más intensidad más adelante. Las manifestaciones del duelo son más favorables si la persona en duelo puede interactuar con los que comprenden o comparten su pérdida.
El médico de atención primaria debe centrarse en:
-  Acompañar el duelo de los pacientes que lo soliciten o pidan ayuda.
-  Atender a la desviación patológica del duelo e intentar intervenir para prevenirla si es previsible; o reencauzarla si ello es posible.
-   Atender especialmente a una serie de situaciones en las que es más frecuente la evolución patológica del duelo.
-  Poder valorar adecuadamente la posible aparición de psicopatología que precise de la ayuda especializada de los equipos de salud mental1.
Como se había mencionado anteriormente no todas las personas en duelo necesitan o solicitan atención. Las personas que viven un proceso de duelo normal rara vez solicitan asistencia psiquiátrica porque aceptan sus reacciones y sus conductas como normales. Por lo tanto el médico de atención primaria no debe recomendar de manera rutinaria que la persona en duelo consulte con un psiquiatra, excepto en el caso de que observe reacciones claramente divergentes con el proceso normal.
Se suele solicitar atención profesional del médico de familia para que recete somníferos. En algunos casos, puede estar recomendado el uso de sedantes suaves que induzcan el sueño, pero no suele estar indicado el uso de medicación antidepresiva o de ansiolíticos en el duelo normal. Las personas en duelo deben completar el proceso, por doloroso que sea, para que se produzca una resolución satisfactoria. La administración inadecuada de psicofármacos puede interferir un proceso normal cuyo resultado final es generalmente positivo.
BIBLIOGRAFÍA
1.        Tizón García J. El duelo y las experiencias de pérdida. En: Vázquez Barquero, J. L.  Psiquiatría en Atención Primaria. Ed. Grupo Aula Médica, S. A. Madrid, 1998: 519-540.
2.        Kaplan H, Sadock B. Duelo, luto y el sentimiento de pérdida. En: Kaplan H, Sadock B. Sinopsis de Psiquiatría; Ciencias de la Conducta - Psiquiatría Clínica. Ed. Médica Panamericana S.A. 8a edición. Madrid. 1999: 78-83.
3.        DSM-IV-TR. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Texto revisado. Ed. Masson, Barcelona. 2002.
4.        CIE 10. Décima revisión de la Clasificación Internacional de las Enfermedades. Trastornos Mentales y del comportamiento. Ed. Menitor, Madrid. 1992.
5.        Bowlby J. Process of mourning. Int J Psychoanal 1961; 42: 317-328.
6.        Olmeda MS. Evolución del duelo. En: Olmeda M.S. El duelo y el pensamiento mágico. Ed. Master Line, S.L. Madrid, 1998: 109-136.
7.        Kubler Ross G. Sobre la muerte y los moribundos. Barcelona, Grijalvo, 1969.
8.        Olmeda MS. La terapia en el duelo. En: Olmeda M.S. El duelo y el pensamiento mágico. Ed. Master Line, S.L. Madrid, 1998: 155-174.

¿Es una de esas personas que como norma se enfurece y estalla con los demás? ¡Controle su furia en vez de que ella le controle!. Una de las claves para no caer en la garras del mal genio consiste en estar atento a sus primeras señales de aviso.

Luis se enfada rápidamente y estalla ante un escollo o problema mínimo, desencadenando una tormenta en un vaso de agua. A medida que se enfurece, su voz comienza a elevarse. En casa, cuando discute con su familia, sus gritos a menudo van acompañados de puñetazos en la mesa. Quienes presencian ese "espectáculo" o son sus destinatarios no lo pasan bien.

Marisa también suele perder los estribos muy a menudo, sobre todo con sus compañeros de trabajo, con personas cercanas e incluso ante algunos desconocidos con los que se ve obligada a tratar. Está tan acostumbrada a sacar a la luz su mal genio que ya no intenta controlarlo. Además le resulta útil en muchas ocasiones, porque los demás acaban plegándose a sus deseos.

Muchas personas sufren a causa de los desplantes, palabras hirientes y comportamientos hostiles de Luis y Marisa, a quienes les resulta más fácil discutir que dialogar. Pero lo que muchos ignoran es que quienes hacen gala sistemáticamente de un mal carácter, también sufren debido a esa conducta.

"Recurrir al mal humor para controlar, manipular e intimidar a otras personas -el objetivo oculto o inconsciente de muchos aficionados al enfado y personas con escasa capacidad de aguante- suele ser un arma de doble filo, porque mal humor de estas personas realimenta su insatisfacción vital", señala la asesora y experta en relaciones humanas Viviana Goren.

"Las personas con 'mal genio crónico', por un lado se sienten incomprendidas, porque quienes les rodean terminan por apartarse de ellos y les demuestran su rechazo. Por otra parte, no saben salir del atolladero en que se encuentran, lo cual a su vez realimenta su conducta hostil y reactiva con los demás, y los aísla socialmente cada vez más", señala la experta.


CLAVES PARA EVITAR EL ESTALLIDO EMOCIONAL.

"Para controlar los ataques de furia lo primero es mantenernos alerta ante los síntomas que tienden a desencadenar nuestra reacción impulsiva, como hablar más rápido y alto, para erradicar de raíz lo que nos puede llevar a un conflicto y a un estallido del mal genio", señala Goren.

"Por otra parte, nuestros familiares, amigos y conocidos saben bien cuáles son los interruptores o botones que encienden nuestro mal genio (ciertas actitudes, palabras, amenazas o comportamientos ajenos), pero el circuito psicológico y emocional es nuestro y también nuestra responsabilidad de controlarlo y desconectarlo", advierte la experta.

Vivian Goren propone dos sencillas tácticas para atajar el mal genio: "La clásica recomendación de pararse en seco y contar hasta diez, cuando se está a punto de estallar, es eficaz porque consigue aplacar la acción de la adrenalina en el organismo. Para relajarse después de este ejercicio, conviene inspirar y solar el aire con lentitud, lo cual ayuda a sosegar el estrés y la ansiedad".

Según la experta, siempre hay que procurar mantener la calma, porque una vez encendida la mecha de la reacción impulsiva y airada, es muy difícil apagarla: "En las situaciones de supuesta amenaza hacia nosotros, el dar al otro una contestación, serena, amorosa y pacífica, equivale a echar un jarro de agua fría al agua caliente: baja la temperatura, la vuelve tibia".

Para aplacar los nervios, también puede ser útil contestar a los demás de forma controlada, evitando responder sintiéndose herido, ya que ello -según Goren- sólo "consigue ponernos en una actitud defensiva y crear una situación aún más tóxica".


El síndrome de Korsakoff, cuya causa principal es el alcoholismo crónico, es un conjunto  de síntomas que se caracteriza por un estado psicológico de confusión en el que predomina la amnesia de fijación, la fabulación y falsos reconocimientos asociados con una polineuritis, que es una inflamación que afecta varios nervios de las extremidades inferiores.
El estadote confusión comienza con dolores de cabeza, trastornos del sueño y del humor, problemas en la marcha, dolores y sensación de hormigueo y adormecimiento en las piernas.
La primera manifestación es un déficit de atención, la persona se distrae fácilmente y se hace necesario repetirle las cosas.
Al advertir sus dificultades, estos pacientes cambian su humor y se vuelven más impacientes.
El síntoma principal de esta enfermedad es la imposibilidad de fijar un recuerdo, no reconocen al médico que los ve todos los días ni a los enfermeros.
En cambio, la memoria de hechos afectivos del pasado permanece a veces intacta, o bien contaminada por fabulaciones y falsedades que no respetan una secuencia cronológica.
En algunos casos el deterioro de la memoria es muy grande, y es bastante común la desorientación espacial que les impide recordar un recorrido o proyectar un trayecto.
El agravamiento de la confusión y de la desorientación los lleva a un modo de pensamiento similar al delirio onírico, denominado fabulación.
La fabulación es un discurso compuesto por fragmentos de hechos sin orden ni coherencia, procedentes de distintas fuentes del pasado, y parece ser un mecanismo compensador de la amnesia.
Estas fabulaciones pueden surgir frente a cualquier pregunta que le hacen al paciente, que funciona como un disparador.
El estado afectivo puede manifestar cierta euforia infantil y algún distanciamiento y en cuanto al estado general puede haber adelgazamiento, astenia, e insuficiencia hepática.
La característica más importante de esta enfermedad, aparte de la pérdida importante de la memoria, es la polineuritis o inflamación que afecta varios nervios de los miembros inferiores.
La evolución de esta enfermedad puede ser rápida, con una duración de dos a tres semanas, con un cuadro de desnutrición, atrofia muscular, fatiga, debilidad y anorexia, síntomas que producen la pérdida de la respuesta inmunológica y hasta la muerte.
Pero con frecuencia la evolución es crónica deteniéndose la polineuritis pero persistiendo el deterioro mental.
Esta suele ser una enfermedad crónica que no se cura, pero se puede mejorar el estado general del paciente si las lesiones del sistema nervioso no son demasiado graves y responden bien al tratamiento precoz intensivo.
Como ya lo he dicho, la causa principal del síndrome de Korsakoff es el alcoholismo crónico, aunque también pueden provocarlo accidentes traumáticos, o enfermedades como tumores cerebrales, intoxicaciones o infecciones.
Las zonas del sistema nervioso afectadas se encuentran a nivel de meninges, vasos, neuroglia (tejido de sostén neuronal), células ganglionares y mielina; y todos los sectores del neuroeje, cortex, contorno de los ventrículos, tronco cerebral y cerebelo, produciendo lesiones del hipotálamo en especial de los cuerpos mamilares responsables de los graves trastornos de la memoria.
Estos pacientes no pueden hacer ningún proyecto de futuro ni continuar con su historia personal, permaneciendo en un eterno y nuevo presente, puero pueden percibir el presente que se borra ni bien se convierte en pasado.
Sin embargo, aunque parecen olvidar todo, algunas cosas no las olvidan, como por ejemplo, su propio nombre, el de sus padres, el de su perro, cómo usar los cubiertos, cómo manejar en auto, andar en bicicleta, esquiar o tocar un instrumento.
Comprenden el significado de las palabras, reconocen el entorno, y hasta pueden aprender, por ejemplo, a jugar al tenis. Por supuesto se olvidan que aprendieron pero no la destreza que adquirieron pudiendo mejorar con cada clase.
También pueden aprender a orientarse pero no acordarse como lo logran.

Fuente: “Tratado de Psiquiatría”, Henry Ey.


Quiero dedicarle un espacio a un par de temas que van muy de la mano, porque todos lo vivimos o viviremos en algún momento, el apego y el duelo.
Cuando hablamos de apego, imaginamos una relación afectiva que en algún momento pudo resultar tormentosa, pero de la cual no queremos salirnos, o incluso es una buena relación pero en la cual uno de los dos o ambos son muy posesivos con el otro o dependientes.
Cuando hablamos de duelo, nos imaginamos la muerte de un ser querido, o la perdida inevitable de esa persona.
Ambos temas son aparentemente diferentes, pero resulta que no hay duelo si no hay un apego (aunque el solo hecho de querer a alguien y perderlo genera dolor), me refiero a un duelo quizás patológico que tendría sus raíces en un apego igualmente negativo.
Abordare ambos temas por separado, pero intentare en algún momento enlazarlos para una mejor comprensión, aunque cabe aclarar que para ello hay mucho que decir, hay libros enteros dedicados a este tema.
Empecemos por el duelo, para después mirar lo que sería una de las raíces (si no la principal) que es el apego afectivo.
Duelo
Definimos duelo como el estado y proceso posterior a la pérdida de un ser querido. Esta pérdida es definitiva y por tal razón se asocia generalmente a la muerte, pero se puede dar duelo sin muerte como la ruptura de una relación, en la que se tiene una pérdida.
Cuando el vínculo afectivo se rompe por cualquier motivo, y no siempre con una persona, sino con un objeto o animal, hay una reacción emocional y comportamental de la persona que lo sufre, hay depresión o tristeza, llantos, rabia, ataques violentos y un buen número de reacciones, todas ellas normales en esos momentos. Hay que tener en cuenta que los especialistas reconocen que para una buena elaboración y superación del duelo no es aconsejable querer huir de esas sensaciones de dolor, pues no se pueden enfrentar si no se sienten. Lo contrario sería la negación de la pérdida, lo que llevaría a comportamientos desadaptativos.
La duración del duelo dependerá de la elaboración del mismo, y esta tiene unas fases, y dependerá a su vez del nivel de apego que se tenga.
También se puede elaborar un duelo incluso desde antes de la perdida, cuando ya se sabe que esta próxima.
Para este caso, recuerdo lo que me dijo una vez una enfermera en una clínica donde se hallaba mi abuelo tras un accidente: “ahora ustedes (la familia) podrán esperar la muerte de él con más tranquilidad, y el día que llegue darán gracias por el estado en que se encuentra, hubiera sido más doloroso recibir la noticia de su muerte justo en el momento del accidente”
Hoy por hoy, después de su fallecimiento, el duelo es inevitable, pero de seguro si hubiera dolido mas en otras circunstancias.
Algunos determinantes que influyen en la elaboración del duelo en caso de muerte son los siguientes:

    * Tipo de relación afectiva con el fallecido.
    * Duración de la enfermedad mortal y la agonía, en caso de existir.
    * Grado de parentesco.
    * Carácter de la muerte.
    * Aspecto del cadáver.
    * Grado de dependencia.
    * Sexo del superviviente.
    * Soporte social, redes sociales.
    * Fe religiosa o planteamiento filosófico vital.
    * Presencia o no de otras experiencias de duelo.
A esto habría que añadir el factor cultural y social, que puede hacer que la elaboración del duelo difiera mucho, si bien no deja de ser fundamental el tipo de vínculo y el apego que el deudo tenía con el ser fallecido. Otro factor a considerar es la presencia de terceros a los que la pérdida les afecte, con lo que se puede dar un duelo solidario.
Y con esto último que se menciona podemos entonces notar que existen diferentes tipos de duelo, pero hablaremos de ellos de forma generalizada, como uno solo.

Hay una técnica que yo llamo la TÉCNICA DEL AUTOENGAÑO, y consiste en una inducción de esperanza o imaginación, que a la vez puede resultar peligrosa por estar apartando de si la realidad, pero que puede mitigar mucho el dolor si se sabe manejar.
La he nombrado técnica del autoengaño sin incluso tener que serlo si creemos en el destino, pero que como ya dije se sale un poco de la realidad, algún día espero poder escribir algo más profundo al respecto y dar una opinión de cuan sano o perjudicial puede ser, pero hasta hoy me ha resultado muy efectiva, tanto en un duelo por perdida terrenal como definitiva, y digo esto porque es de ahí donde parto a inducir lo que todos conocemos como la esperanza, pues mientras haya vida está siempre estará presente.
Hace algún tiempo me vi una película Colombiana llamada “El amor en los tiempos del cólera”, del libro con el mismo nombre de Gabriel García Márquez; en esta si alguna vez la han visto, vemos como Florentino decide esperar al amor de su vida sin dejar de vivir la suya, a pesar que la perdida parece algo definitivo, el nunca perdió la esperanza de que el nuevo amor de Fermina Daza moriría algún día y así podría volver a conquistarla. Después de 51 años el médico y esposo de ella fallece, y ya muy anciano Florentino logra conquistar nuevamente el amor de Fermina, teniendo la historia un final feliz, pero que como novela que es, es el típico final, que en la realidad pudo haber muerto el viviendo su vida esperanzado en esa idea, puedo no haber pasado nada al momento de morir el médico, o morir ella que en ese caso toda esperanza se iría al piso.
Después de ver la película reflexione al respecto y descubrí lo que es la técnica del autoengaño, donde me mentalizo de que mientras haya vida siempre hay esperanza.
Lo increíble y mágico de esto, es que en la medida que te tranquiliza saber que en algún momento lograras recuperar lo perdido, te acostumbras a la realidad y elaboras el duelo.
Ahora la pregunta seria, en caso de muerte ¿cómo funciona la técnica?, y la respuesta puede sonar algo cruel, pero al final termina en la misma costumbre y elaboración del duelo.
Cuando tenemos un ser querido, por más que estemos siempre a su lado, ha habido momentos en que la persona se ha ido de viaje o a trabajar, y podemos pasar días sin verla, al momento de morir, imaginamos que está en un viaje que aunque es sin regreso, algún día volverá, simplemente cada día es el primer día en que se fue, y puede mañana volver. Si al levantarte piensas así, y eso te da la tranquilidad de seguir adelante con tu día, puedes seguir haciéndolo hasta que te acostumbras, pero si el dolor puede mas, y no logras mentalizarte, es entonces (incluyendo perdida no por muerte) cuando debes acudir a un especialista, pues el duelo es muy profundo, y lo mejor es afrontar la realidad que auto inducir la ilusión de que volverá.
De todas formas aplicando o no esta técnica, se debe enfrentar la realidad y elaborarla lentamente sin forzarla, simplemente lo que pretendo con esto, es mitigar un poco el dolor, poder llevar una vida normal, pero cuando sientas ganas de llorar hazlo, cuando recuerdes no lo evites.
El duelo es patológico, según algunos expertos cuando su duración se prolonga a más de 1 año. El normal deberá durar entre 6 y 12 meses.
Después de estudiar algunos autores, encontré que existen 5 etapas del duelo, estas son:
1.       Fase de negación
La persona no admite la idea de la muerte, llegando a negar incluso la enfermedad diagnosticada por el médico.
   2. Fase de ira
La persona admite la enfermedad, se da cuenta de que ésta avanza y no se cura. Es una fase de protesta y de resentimiento, el sujeto se pregunta ¿por qué ha tenido que tocarme a mi?. Se denomina fase de ira porque el paciente proyecta toda su ira en su entorno inmediato.
   3. Fase de negociación
 La persona ya ha aceptado la idea de la muerte y está dispuesto a cualquier cosa con tal de que su médico le ayude y le salve.
   4. Fase de depresión
 Aparece cuando el sujeto se da cuenta de que realmente se encuentra en la etapa final de su vida.
   5. Fase de aceptación
 Suele aparecer al final de la vida, el sujeto ya ha dejado de luchar, y aunque normalmente le acompaña un sentimiento de tristeza, también siente un inmenso deseo de paz y tranquilidad.
Estas son las cinco fases habituales del duelo, hay que mencionar que unas pueden ser más largas que otras e incluso existen pacientes o familiares que pueden saltarse alguna de ellas.
También 4 tareas para completar el duelo:
    * Aceptar la realidad de la pérdida.
    * Experimentar la realidad de la pérdida.
    * Sentir el dolor y todas sus emociones.
    * Adaptarse a un ambiente en el cual falta el ser que murió o se fue, aprender a vivir sin esa persona, tomar decisiones en soledad, retirar la energía emocional y reinvertirla en nuevas relaciones.
Por último, debemos decir que el duelo no es una enfermedad en sí mismo, aunque puede convertirse en una si su elaboración no es correcta. Diferentes autores han dado diferentes tipologías de duelo, si bien se carece de una tipología comúnmente aceptada por todos. Se ha hablado, por ejemplo de duelos complicados, crónicos, congelados, exagerados, reprimidos, enmascarados, psicóticos... y una larga lista.
1. Duelo bloqueado: Ocurre una negación a la realidad de la pérdida, donde hay una evitación del trabajo de duelo, y un bloqueo emocional-cognitivo que se manifiesta a través de conductas, percepciones ilusorias, síntomas somáticos o mentales o relacionales.
2. Duelo complicado: Síntomas o conductas de riesgo sostenidas en el tiempo y de intensidad riesgosas para la salud dentro de un contexto de pérdida.
3. Duelo patológico: La persistencia o intensidad de los síntomas ha llevado a alguno o varios de los miembros de la familia a detener la vida laboral, social, académica, orgánica.
Ahora pasemos a lo que llamamos apego, y descubriremos que la mayoría de las personas somos apegadas de una u otra forma, y también veremos cómo es de malo vivir así, y por qué debemos prestarle mucha atención y trabajar en él:

Apego
El apego se define como una vinculación afectiva intensa, duradera, de carácter singular, que se desarrolla y consolida entre dos personas, por medio de su interacción recíproca, y cuyo objetivo más inmediato es la búsqueda y mantenimiento de proximidad en momentos de amenaza ya que esto proporciona seguridad, consuelo y protección. No se trata de un sentimiento inmaterial, sino de conductas observables que comienzan de manera refleja. John Bowlby 1907-1990 fue el primer psicólogo en desarrollar una "Teoría del apego".
Los seres humanos caminamos por la vida deseosos de encontrar algo o alguien que nos brinde la felicidad, pero nunca nos sentimos verdaderamente conformes, nunca encontramos ese algo que necesitamos, y parece que estuviéramos detrás de algo sin sentido para darle sentido a nuestra vida antes de decir adiós.
El patrón común de todo esto es la dependencia, y bajo esta la vida parece resultar muy emocionante y a la vez peligrosa.
Esto se lo debemos en gran parte a nuestras culturas, que se encargan de llenarnos de basura nuestras débiles mentes, poniendo en nuestro camino una cantidad de exigencias cada vez mayores, como tener que ser 90-60-90 de físico en las mujeres, o el tipo fisicoculturista en los hombres para poder ser dignos de amor, tener mucho dinero para ser valorados entre muchas otras etiquetas que nos regala el comercio y una cultura cada vez mas detestable y superficial, pero que nadie parece darse cuenta, y más bien acepta esto sin ningún reproche haciéndose más infelices por no poder alcanzar estas “metas”
Esa vida perfecta que la cultura nos impone, nos hace olvidar quiénes somos y lo que queremos realmente. Nos convertimos en símbolos de prestigio o en seres insuficientes.
Pensamos que el amor, la aprobación, la admiración es algo que el otro nos va a otorgar cuando hagamos meritos frente a él, y probemos que somos exitosos.
Los celos por ejemplo son una señal de control y de poseer al otro, y será un tema que abordare en un próximo artículo más detalladamente.
Es interesante y maravilloso cuando alguien comprende que no se ama a sí mismo, y más bien ha estado viviendo su vida para que los demás lo aprueben y tal vez lo amen luego.
Eso nos hace apegar, eso nos hace infelices, insatisfechos y vivimos en un afán de descubrir lo que ya tenemos en nosotros mismos.
Podemos leer los libros el amor de leo Buscaglia y amar o depender de Walter riso, allí encontraremos una sabiduría hermosa respecto al amor propio y el apego.
Pero como somos personas dependientes, apegadas, nos debemos ayudar buscando ayuda, debemos valorarnos más. Sin embargo que hacer con una relación que se que no me conviene y aun así continuo sirviéndome de títere del otro, que sería otro tema a tocar, pero que quiero terminar este articulo con esta otra técnica que he manejado muy bien y se complementa con la vista anteriormente en el caso del duelo, a esta la llamo LA TÉCNICA DEL REBOTE.
Resulta que el apego nos hace establecer vínculos a diestra y siniestra, y no falta aquella persona que nos brinda esa satisfacción de dolor, peligro, adicción y emoción, más incluso que verdadero amor. Es en estas relaciones donde nos apegamos y volvemos dependientes, y conozco casos de hombres y mujeres que siendo consientes del daño que el otro les causa, siguen ahí sumidos al dolor por el temor a perder, al duelo.
Después de conocer estos casos (de los cuales veremos las raíces cuando abordemos el tema de los celos), descubrí una técnica maravillosa basándome en que el problema principal de toda relación, productiva o destructiva, está en el dialogo, y es que tenemos lenguaje, algo que no tienen los otros animales de nuestro mundo, pero aun así no lo sabemos emplear.
Sabemos por ejemplo que el ser humano miente en promedio 3 veces cada 10 minutos de conversación.
Lo que yo quiero no es lo que tú quieres, y viceversa, pero no acordamos algo que nos convenga a los dos, no hablamos claro y engañamos para obtener egoístamente lo que queremos en nuestra individualidad, sin tener en cuenta los sentimientos y objetivos del otro.
Cuando me llegaron varias personas con este problema hecho conciencia, llevado a la luz, pero con el inconveniente de no poder decir por temor a perder, de tener que callar, les di este método el cual tiene como finalidad la misma del método del autoengaño en el duelo, tranquilizarse y “tirar relajo” para al final acostumbrarse y superarlo, y esto aplica para dos formas, si aun tienes esta pareja, lo más aconsejable es hablar primero, si el dialogo no funciona tomar una decisión, que la más conveniente es no continuar en una relación que te hace daño, entonces déjale, y la otra forma es cuando esta persona ya te dejo sin ninguna explicación o sin tu aceptación. De cualquier forma, sientes que te falto decir muchas cosas, pero sabes que no vale la pena decirlas porque te sentirás humillado y tu dignidad se irá al abismo.
Lo que se recomienda entonces es escribir, es fácil, rápido y eficaz. Pero ante todo, al igual que con muchas técnicas, lo que debe existir previo es mentalizarse en lo que harás, darle un nombre y poner tu objetivo si es posible también por escrito.
Para una mejor comprensión pondré un ejemplo:
Juliana es una joven que se enamora de un hombre el cual desde el principio la ha humillado y hecho sentir alguien inferior a él. Este sujeto solo la busca para tener sexo, y solo en esos momentos es romántico y cariñoso, el resto del tiempo la trata mal. Ella es consciente de eso, pero  no quiere perderlo, porque a pesar que al principio se pidió sinceridad, y se hablo con supuesta sinceridad, no la hubo, y ahora las cosas están mal, pero ella ya se enamoro.
Ella no se atreve a dejarlo, pero el toma la iniciativa y la abandona dejando una herida difícil de sanar. Juliana comienza a buscarlo y pedirle perdón por algo que ella no ha hecho (¿Por qué le pide perdón?), el no la acepta, y aun así ella siente que puede recuperarlo y cambiarlo.
Podría emplear la técnica que di en el tema del duelo, y llenarse de esperanza hasta que se acostumbre a no tenerlo o incluso lo podría recuperar, porque mientras haya vida hay esperanza, pero ¿será que vale la pena ilusionarse con este hombre?
Lo que se le recomienda es utilizar la técnica del rebote, ya que el amor lo damos como lanzando una pelota en este caso contra una pared que nos lo devuelve sin calor ni un ingrediente propio del amor; damos pero no recibimos. Y así mismo necesitamos hablar, pero no está ese alguien, o no quiere escuchar, o a la larga ya no tiene sentido que lo haga. Entonces coge un cuaderno que será como un diario el cual representara en esencia a ese hombre que tanto “quiere” o más bien del cual esta apegada. Cada que quiera decirle a él lo que quiere, siente o piensa, lo escribirá, y simbólicamente será como decírselo a la persona realmente, aunque no escuchará. Eso le da tranquilidad, pues ya se ha mentalizado de que simbólicamente el cuaderno es la mente, los ojos y los oídos del otro, y a la larga, se aburrirá de hacer esto, lo podrá leer y hasta risa le causará porque el interés que le generaba al principio ya se ha esfumado.
Se acostumbra a no tocar el tema con él y puede empezar a dar el primer paso al desapego, porque esto es solo el principio.
Así termino con este pequeño artículo que nos da la base para empezar un trabajo largo, pues ni el duelo ni el apego se manejaran de forma tan simple, pero de momento nos darán tranquilidad y serán el paso inicial para tomar conciencia de lo que debemos hacer, claro esta que hay un ingrediente adicional, y sin el ninguna de estas dos tecnicas funciona, y es que se debe evitar al maximo cualquier estimulo que traiga recuerdos o imagenes dolorosa a la mente, asi sopongamos que es muy bueno o lindo, por ejemplo evitar escuchar canciones que nospongan nostalgicos o visitar los mismo lugares. Hay cosas que no se pueden evitar, por ejemplo estar en la casa que compartian si vivian juntos, pero si puedes evitar ver la pelicula que tanto le gustaba, o escuchar la cancion que se dedicaron...
Por último les dejo unos enlaces para descargar libros recomendados referentes al tema, para ver la película de la cual hable y el artículo que sigue como complemento a este, los celos.

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Articulo de los celos
DUMA